Esculpidos
en mi memoria
en remedos
arreglados,
conspicuos
sonetos.
Desde
mis márgenes lisos
voy
y golpeo insistente
un
yunque bajo fuego candente
Fiero
este leño caído,
insiste
en levantarse.
y donde
más le duele
una espina mal clavada
.
Se
cuela la madrugada
deshojando
mi voz
la
noche por fin acaba.
Con
destreza frugal
mi vida empieza
entregándose a fuego lento…
* Fernando Montoya Durango